Patologías Frecuentes

Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias

La Enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa, actualmente irreversible y progresiva, que supone una disminución global de las funciones superiores, siendo su consecuencia más inmediata la de incapacitar al paciente en su ámbito familiar, laboral y social. La evolución de la enfermedad conduce a una dependencia creciente según avanza el deterioro cerebral, afectando las capacidades físicas, psíquicas y sociales del paciente. También existen otras demencias de un perfil similar como la demencia vascular, la demencia fronto-temporal, la demencia por Cuerpos de Lewy o la demencia asociada a la Enfermedad de Parkinson.

Entre los signos de alarma que podemos observar al inicio de una Enfermedad de Alzheimer destacan cambios en el estado de ánimo y en el carácter, dificultades en la orientación espacial y/o temporal, pérdidas de memoria, alteraciones en el sueño y en la conducta, dificultad para la realización de tareas habituales, problemas de lenguaje o alucinaciones auditivas y/o visuales.

¿Cómo ayudar a un familiar con enfermedad de Alzheimer? Una vez diagnosticada esta patología a un familiar o ser querido, ha de prestarse especial cuidado tanto a su atención médica como personal, pues el enfermo irá deteriorándose progresivamente y encontrando cada vez más difícil la realización incluso de las tareas más cotidianas y sencillas. Es importante realizar una actuación temprana que enlentezca el proceso de deterioro del paciente. La combinación de terapia farmacológica (específica y conforme a evolución) y Estimulación Cognitiva constituye en la actualidad el tratamiento más completo para retrasar el deterioro que causa esta enfermedad.

“Cuanto antes se trate la Enfermedad de Alzheimer y las alteraciones que ésta provoca, mejor será la calidad de vida del paciente”.

Enfermedad de Parkinson

La Enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central caracterizada por la pérdida progresiva de neuronas en una zona concreta denominada sustancia negra (en el mesencéfalo). La consecuencia más importante es una marcada reducción de la disponibilidad de Dopamina, que es el principal neurotransmisor sintetizado por estas neuronas, y que conduce a una disfunción reguladora en el control motor.

Los signos característicos son rigidez, que se aprecia con sensación de rueda dentada al movilizar pasivamente las articulaciones, bradicinesia (lentitud en los movimientos) e hipocinesia (disminución de la amplitud de los mismos), junto a alteración en el equilibrio. Todo ello condiciona una marcha característica con pasos cortos y arrastre de pies, falta de braceo al caminar y flexión del tronco hacia adelante (fáciles caídas). Además, se suele encontrar inexpresividad facial y alteración en el habla (monótona y con poca precisión articulatoria). Puede aparecer también temblor fundamentalmente de reposo. Con el avance de la enfermedad, aunque la evolución es muy variable, se manifiesta una alteración cognitiva que con frecuencia se acompaña de confusión con síntomas psicóticos (alucinaciones visuales).

TDAH

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se encuentra englobado dentro de los trastornos del neurodesarrollo. Consiste en un cuadro crónico caracterizado por dificultades de atención, hiperactividad e impulsividad. Es uno de los trastornos más frecuentes en la población infantil con prevalencias que oscilan entre el 5 y el 7%, y aparece frecuentemente asociado a otros problemas como ansiedad, cefaleas, baja autoestima o depresión. El TDAH en niños no se diagnostica aproximadamente hasta los seis años de edad, aunque es cierto que antes ya hay una serie signos que nos pueden alertar por sus conductas (en casa, en el colegio, en grupos de amigos o familiares, etc.).

Los signos más habituales en un niño con TDAH suelen ser que invierte más tiempo del necesario en realizar sus tareas y cometidos cotidianos, que pierde objetos con frecuencia (jerséis, sudaderas, juguetes, libretas, etc.), que tiene dificultades para seguir instrucciones (de padres o profesores), que le cuesta permanecer concentrado (baja comprensión lectora y errores habituales en escritura, lectura y cálculo), o está inquieto y da golpecitos con las manos o los pies, habla mucho, muy rápido y en situaciones no apropiadas, interrumpe conversaciones o actividades diversas, etc.

La mejor manera de intervenir en un paciente con TDAH es combinar terapia farmacológica con un programa de entrenamiento de habilidades cognitivas. La medicación ayuda a alcanzar ciertos objetivos, pero no todos, y tampoco prolonga sus beneficios más allá de lo que dura sus efectos. Con la combinación de ambas estrategias, en cambio, se pretende una resolución del problema a largo plazo. Entre otras herramientas terapéuticas para el TDAH está el Neurofeedback, técnica más novedosa y cuyos resultados en esta patología están de sobra constatados.

La cognición es el fundamento de unos buenos resultados académicos.

Deterioro Cognitivo Leve

El Deterioro Cognitivo Leve se caracteriza por un declinar de la memoria y otras funciones cognitivas sin que se altere en el paciente de forma significativa el desempeño de sus tareas habituales.

Las personas que lo sufren suelen tener un mayor riesgo de padecer con el tiempo una Enfermedad de Alzheimer u otras formas de demencia. El diagnóstico de este cuadro de DCL se realiza mediante pruebas neuropsicológicas (baterías de test), y permite iniciar intervenciones terapéuticas (Estimulación Cognitiva) que ayuden a prevenir o enlentecer la progresiva pérdida de memoria, incluso sin tener que desarrollarse una demencia.

Ictus / TCE / Accidentes

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) es una afectación súbita (sobrevenida) del funcionamiento físico, funcional, cognitivo, emocional y/o conductual en personas que nacieron sin ningún tipo de daño cerebral. Normalmente ello está ocasionado por factores muy diversos, como un ictus, un traumatismo cráneo-encefálico (por accidentes), una intervención cerebral o procesos infecciosos, pudiendo provocar déficits que afectan a la función motora (debilidad, falta de fuerza o movilidad, generalmente de un hemicuerpo), cognitiva (dificultad para concentrarse, para memorizar o recordar, lentitud para expresarse), al lenguaje (tanto a la expresión como a la comprensión) o a la conducta. Estos déficits pueden ser desde muy graves (estado de mínimas respuestas) determinando un grado severo de dependencia, hasta leves y sutilmente apreciables, algo que el paciente y su entorno inmediato perciben, pero que generalmente no saben concretar bien. En estos casos, y debido a que tal situación no supone un riesgo para la vida del paciente, los sistemas sanitarios no lo toman como un problema de primera magnitud, cuando realmente lo es, ya que debido a la gran cantidad de personas afectadas, la duración, la gravedad y la variedad de las secuelas suponen una causa de discapacidad en adultos en países avanzados.

Un adecuado y precoz tratamiento neurorrehabilitador permite alcanzar mejores niveles de recuperación. Esto es importante no sólo en los cuadros graves, sino en las afecciones leves, pues esta levedad no significa que la recuperación espontánea se produzca y, en cambio, una intervención apropiada tiene grandes probabilidades de conseguir una restauración funcional completa. En Neuroclínica Méndez Berenguer entendemos su gran importancia, y abordamos su rehabilitación tanto desde el plano físico como desde el cognitivo, para que el paciente vuelva a disfrutar de su anterior calidad de vida, porque con las técnicas y los profesionales adecuados, es posible la recuperación al 100%.

Los años de experiencia nos avalan y los resultados están ahí: nuestros pacientes vuelven a recuperar su vida, tanto personal como profesional consiguiendo una completa integración.

Afasias

La afasia es un trastorno que afecta a la emisión y/o comprensión del lenguaje, y dado que suele ser una señal de un problema grave (las más de las veces como consecuencia de un accidente cerebrovascular o ictus), conviene, si se presenta de modo súbito, ser atendido en Urgencias. Los síntomas frecuentes en personas con afasia suelen ser hablar con oraciones incompletas o sin sentido, sustituir palabras o sonidos por otros, pronunciar palabras irreconocibles, no comprender conversaciones de otras personas o escribir oraciones sin lógica.

El ictus es la causa más frecuente de afasia, presentándose ésta de forma repentina (como dificultades para hablar o comprender), pero también puede aparecer de modo progresivo, bien de forma sutil, siendo en la mayoría de estos casos un proceso neurodegenerativo tipo demencia, o bien como consecuencia de un proceso tumoral cerebral. En ocasiones, también, pueden ocurrir episodios temporales de afasia. Estos episodios pueden deberse a migrañas, convulsiones o a un accidente isquémico transitorio (bloqueo temporal del flujo de sangre hacia una región del cerebro).

Existen diferentes tipos de afasias, como la expresiva o de Broca, la sensitiva o de Wernicke, o la global, por indicar las más prototípicas. En general, cabe decir que la gravedad de la afasia dependerá fundamentalmente de la causa que la provoque y del alcance del daño cerebral sufrido. Si éste fuera leve, la persona podrá recuperar las habilidades del lenguaje sin tratamiento alguno. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el paciente debe iniciar un tratamiento de rehabilitación del habla y del lenguaje (logopedia). Este proceso suele ser relativamente lento y debe iniciarse lo antes posible para un mejor pronóstico. Aunque en la mayoría de los casos se logran avances importantes, en pocos casos el paciente recupera totalmente los niveles de comunicación anteriores a la lesión.

Puesto que una afasia puede generar numerosos problemas en la calidad de vida del paciente (la comunicación es crucial en la relación familiar, laboral o social, llegando a veces, incluso, a provocar cierta sensación de frustración y angustia), en todo este proceso de recuperación del lenguaje el entorno terapéutico y familiar ocuparán un lugar destacado.

-Ponemos un destacado donde se especifique: ‘Unidad de Neurorrehabilitación. ¿En qué consiste?’. La Neurorrehabilitación es un proceso clínico complejo y altamente especializado, dirigido bien a restituir, minimizar y/o compensar las alteraciones funcionales, sean estas cognitivas o físicas, de la persona afectada por una discapacidad a consecuencia de una lesión del Sistema Nervioso.

-Ponemos otro destacado con Área Infanto- Juvenil. ¿Qué es? El Área Infanto-Juvenil es un servicio especializado en la atención de pacientes menores de 18 años que presenten problemas motores y/o cognitivos como consecuencia de una patología o lesión del sistema nervioso, siendo su objetivo recuperar, o mejorar, la funcionalidad del paciente (en movilidad, habilidades físicas y manipulativas, cognitivas, conductuales y emocionales, del desarrollo del lenguaje y la sociabilidad, etc.).